14 de diciembre de 2010

Me encantan tus cafés

No encontraré las palabras que te faltan para entenderlo. Ni te buscaré en un café de cucharilla moderna. Tampoco te diré que es mejor escribir en mesas de bar que en cortezas de árboles centenarios. Ni diré su nombre. Pero si lo que pretendes es crecer más que el momento del que vives, tendrás que decírselo al folio que tienes sobre esa mesa. A las canciones que te quedan por escuchar. Y que sonarán en un bar de copas. Tendrás que contárselo a los chistes malos que te cuenten a partir de ahora. A los ratos perdidos delante de la televisión. Tendrás que disfrutar de la nieve de Pamplona, de las olas de tu segunda casa. Has de interpretar las horas. Encontrar esos momentos que cierren tu círculo y te hagan cumplir cien. Completa esos recuerdos en la nevera. O deja que se congelen por un momento. Mézclate en las sábanas de esta primera noche de la semana. Despiértate sorpendida y crece con los días que todavía tienen que madrugar. Contigo y con tu inesperado diciembre.