18 de diciembre de 2011

Baja


Vuélcate conmigo en los movimientos más surrealistas.

8 de diciembre de 2011

El mundo tiene hambre

No quiero decir lo que diría. No quiero abrir la boca más que el corazón. No pretendo ser la prudente de medianoche. No quiero desinflar cada trinchera. Ni congeniar con los lados de un colchón ya devorado. Pero devuélveme lo que es mío: toda la dignidad que me he dejado en tu buzón, cada una de las promesas que te hice. Devuélveme los 'te quieros' que ya no te corresponden. Y las mandíbulas desencajadas de aquel día. Incluso quiero toda esa ropa que arrastré por el suelo. Fíjate como voy a subir, como alcanzaré la cima sin que me duelas. Y no me amenaces, ni juegues con mis secretos. Porque voy a gastarte uno, uno que no te contaré. Y que seguro te hará sufrir. Ahora. Ahora sabrás cómo se vive cuando lo que quieres decir es todo lo que dirías.

17 de noviembre de 2011

Hoy

Las lecciones nunca vienen solas. Por eso hoy crezco. Porque necesito subir y aprender. En un día, así, sin más, la escuela de la vida, esa de las personas que confían en ti, que creen en ti y en tu formación, te dan las lecciones más valiosas. La universidad de la calle es la que vale y los profesores están aquí, muy cerca. Gracias a todos ellos y al día de hoy. Único y, espero, el primero de muchos. Nos vamos de paseo.

11 de noviembre de 2011

Como dedo al anillo

Deja de proponerme matrimonio a los 28. Entonces no tendré ni raya ni ojo. Piensa que tu móvil tiene una agenda amplia, lista como para acabar marcando mi número. Olvídate de las culebras y babosas. Plantéate que, rana o no, me asustan tus mensajes, tus tonos, ironías e intenciones. Céntrate en la política de tu empresa y de tu casa, deja que la burocracia de tu corazón pare. Que se congelen todos esos pasos por los que, dices, estás tan dispuesto. Duérmete. Que ya me creas compromisos a los 23. Duérmete. Deja de hacerlo todo despierto. Vuelve a mirar entre las rejas de tu cuadrilla y quema el contenedor de tu calle. Seguro que, así, de repente, vuelves a pintar violeta todas estas miradas de otoño. Porque hojas a esta historia le sobran desde hace tiempo. Y bastantes.

7 de noviembre de 2011

Reflexiones de otoño

Ninguna de las dos somos tan grandes como para acercarnos a las verdades más absolutas. Ninguna de las dos somos diosas. Tampoco heroínas. Y precisamente por eso tenemos derecho de vivir. De equivocarnos y meter la pata. De no entender por qué lo hicimos así. Porque ninguna de las dos somos capaces de volver atrás, de borrar lo que escribimos. Y mucho menos de tacharlo. Es algo que, de momento, no está a nuestra altura. Porque esta no es tan grande, pero es nuestra. Por eso, desde tu metro sesenta y pico, setenta si quieres, aprender a ver el mundo. Igual que he hecho yo. Que hacemos todos. Igual que haces. Aprender a ser así de alta todos los días, minutos, semanas, segundos, horas y momentos. Porque de eso se valdrán los posteriores. De lo que hagas hoy, de cómo lo hagas y de los errores que cometiste y remediaste. De cómo te equivocas y de cómo, los que te queremos (incluida la otra ninguna de esta historia) dejan que lo hagas.

29 de agosto de 2011

Para empezar...

Insustituible. Así era la pieza del rompecorazones, y no rompecabezas, que le faltaba a este cuerpo. También inaguantable, incomprensible, incorrecto, insuficiente. Y yo, incapaz. Perotoca decir que no. Señalar un motivo que hace que todo vuelva a valer. Vuelva a cobrarse el pasaporte de entrada a una realidad que está marcada en rojo en un calendario maya. O escolar. O mejor de universidad, que eso te gusta más. Y es así. Ahí está. Tuvo fecha de entrada y nunca esta historia será todo y nada de lo que empiece por in. No es que tenga la certeza, es que los presentimientos marcan etapas. Y este es para siempre. Por eso te lo digo. Te lo cuento. Porque sabes que no sé hacerlo de mejor manera. Esta es mi forma de ordenar las ideas, de transcribir mis pensamientos. La grabadora, mi mente. La respuesta, tu voz. El motivo, un 605. Lo próximo, las cervezas. Los abrazos. Las películas. Las camisas de Marianito. La intransigencia y el diablo. Por no hablar de tu prudencia, a la que no quiero arrimarme. Por miedo a que me contagies. A que me sigas enganchando. Porque todo, de repente, tiene parte del sentido. De ese que se había perdido. Y las cosas que empiezan por erre no tienen familia, pero sí fuerza. Y valor. Eres un producto. Un producto o una marca. Una verdad. Y no te daré las gracias. No lo haré porque si no esta historia de presentimientos no tendría sentido. Pero viviremos en este que llega, nuestro futuro. Viviremos. Y eso es lo más bonito, querido rompeolas.

20 de julio de 2011

Delial, la protección ideal

-Venga, dime como es tu hombre ideal.
-¿Mi hombre ideal?
-Sí, ese tío 10 que te gustaría encontrar.
-Pero, ¿lo dices en serio?
-Sí, venga, dímelo. De esos que decís las mujeres que no hay.
-...
-Venga...
-Pues no sé... Alguien que tenga principios, que sea inteligente. Que pueda enseñarme muchas cosas, que le guste viajar. Que sea curioso y decidido. Que le apetezca mucho cuidarme. Que sepa relacionarse con la gente..
-...
-Eso es muy importante.
-¿Sólo pides eso?
-Bueno, fidelidad y respeto y lo de siempre también, pero vamos.
-Ya, ya... Pero, ¿sólo eso?
-¿Qué más quieres que pida?
-Nada. Es solo que a mí me parece poco.
-¿Poco?
-No poco, pero vamos, que creo que tú te mereces mucho más.
-...
-Que encontrarás a una persona que te dé muchísimo más que todo eso.
-Ya veremos.
-Ya verás.

27 de abril de 2011

Free falling



Vadea aquellas palabras, que viven hoy más que en tu recuerdo. Recicla las sumas de aquellos momentos, las frases de todas las canciones que os gustaban. Tan tontas y tan rojas. Recuérdalo para saber que existió, que no fue lo que quisieras. Pero que te sirvió para conocerte. Para poder mirar al frente hoy. Distinguir a aquel hombre verde que habita al final del paseo. Y muérdete con brío las uñas porque tienes que hacerlo.

Cruza.

20 de marzo de 2011

De

Ahora que llegas. Y te giras para cerrar la puerta. Mientras me das la espalda. Y lo haces como si todas las manzanas de esta ciudad estuviesen dormidas. Giras despacio. Tardas en sonreír. Prefieres no mentirme con los labios. Siempre ha sido esa tu táctica, tácita. Y te acercas. Me acaricias la mejilla. Tocas mi pulgar y estrujas su uña. Como si fuese la culpable de nuestros malos entendidos. Te sientas. En el suelo. Justo ahora que llegas. Tardas en volver a mirarme. Estás tan convencido como yo de que estoy brillando más que nunca. Porque me he descubierto a mí misma. Embarazada de ilusiones y esperando a que te levantes. Y me mientas. Que me beses.

11 de enero de 2011

En ti

Piénsalo en privado. Lo duras que parecen las cosas cuando sabes que con todo lo que hay es insuficiente. Cuando el vaso no se llena solo con te quieros. Porque la noche es demasiado oscura para ser del todo franca. Un hielo en una copa que brinda para unas horas, que se besa con pasión. El deseo de abarcar todo el dolor que ya esta hecho. Porque te faltan. Te faltan motivos para que se te hunda la cabeza en los hombros. Y entre en esa jodida pieza que tiene tanta fuerza. Que puede con tus motivos, con las historias retorcidas, con toda esa gente que sobra. Piénsalo en privado. Zumo de naranja para el desayuno. Descontrol de miradas minutos después. Y vuelves a ahogarte. Como si tuvieses que cobrarle unos calcetines y una raqueta a la propia horca. Con una sonrisa no es suficiente, falta el deseo que llenaba ayer tu vaso. Y el hielo. Y la noche y la mañana. Y toda la historia que tienes que pensar. En privado. Y con mucho silencio.