29 de junio de 2009

Oxidada



Deberías reconocer que la bolsa de dulces siempre ayuda a deshacerse de los últimos minutos. Aunque sirva como excusa para mirar una película de Audrey Tautou un domingo de junio. Y a pesar de que esa noche se haya tomado un güisqui con hielos y esté bailando con setecientos parques. Deberías reconocer que al final lo único que te llevas a casa son ganas de vomitar regalices y de comprarte una pamela de Chanel. Porque aunque tú sólo le ates los cordones a las zapatillas, estarías disponible para el lujo. Por lo bonita que era aquella época. Por los caramelos de caras sonrientes. Por acabar cayendo al recordar que el siglo XXI es cosa de cuatro locos y dos enamorados. Que tú deberías haber pertenecido a las dos equis sin palo. Para ganar esa estabilidad que ansían tus latidos. Para despertar y tener que recogerte la melena. Que parece que últimamente lo que echas de menos es que te abracen. Pero brazos tenemos todos. Piernas también. Haz de los sesenta trozos de sol una locura porque al final volvemos a ese mordisco. Del que hablábamos ayer. Blanco virgen cuando lo pruebas, pero a los 180º ya se han oxidado todas las ilusiones de aquél primer día.
Te invito a otra francesa, más lenta aún, pero vete tú a saber si nos empachamos a manzanas...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

q peli???????? jajaja gracias wapa

Anónimo dijo...

Enhorabuena por el blog!!